ISSN electrónico: 1885-5210
DOI: https://doi.org/10.14201/rmc.31450

ANTIHÉROES QUE SUFREN TRAUMA POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO Y VILLANOS CON TRASTORNO DE PERSONALIDAD NARCISISTA: EL CISMA DE LOS PROBLEMAS DE SALUD MENTAL EN EL CINE

Anti-heroes Suffering from PTSD and Villains with Narcissistic Personality Disorder: the Schism of Mental Health Problems in the Cinema

Montserrat VIDAL-MESTRE1; Alfonso FREIRE-SÁNCHEZ2; Yago LAVANDEIRA-AMENEDO2

1 Universidad Internacional de Cataluña (España).
2 Universidad Abat Oliba CEU (España).

Autora para correspondencia: Montserrat Vidal-Mestre

Correos electrónicos: mvidalm@uic.es; freire3@uao.es; ylavandeiraa@uao.es

Recibido: 22 de mayo de 2023
Aceptado: 10 de julio de 2023

Resumen

Actualmente existe una tendencia hacia la introducción de problemas de salud mental en los protagonistas de películas, particularmente en los antihéroes. Este hecho contrasta con la tradicional asociación de estas enfermedades con los villanos. Este manuscrito tiene el objetivo de detectar los problemas de salud mental que poseen los villanos y los antihéroes en el cine para averiguar si reciben el mismo tratamiento y si existen enfermedades estigmatizadas y vinculadas a unos y a otros. A partir del análisis cuantitativo y cualitativo de los resultados, se han identificado patrones, tendencias y se han establecido contrastes entre las narrativas de la salud mental entre villanos y antihéroes. Los hallazgos demuestran que el trastorno de estrés postraumático es el más frecuente en antihéroes, mientras que en villanos es el trastorno de personalidad narcisista, lo que evidencia los estigmas existentes en el imaginario cinematográfico.

Palabras clave: narrativas de enfermedad; problemas de salud mental; villanos; antihéroes; imaginarios sociales.

Abstract

Currently there is a trend towards the introduction of mental health problems in the protagonists of films, particularly in antiheroes. This fact contrasts with the traditional association of these diseases with villains. This manuscript has the objective of detecting the mental health problems that villains and antiheroes have in the cinema to find out if they receive the same treatment and if there are stigmatized diseases linked to each other. From the quantitative and qualitative analysis of the results, patterns, trends and contrasts have been identified between the narratives of mental health between villains and antiheroes. The findings show that post-traumatic stress disorder is the most frequent in antiheroes, while in villains it is narcissistic personality disorder, which shows the existing stigmas in the cinematographic imaginary.

Keywords: illness narratives; mental health issues; villains; antiheroes; social imaginaries.

Introducción y estado de la cuestión

Tradicionalmente, el cine se ha esforzado por representar la maldad de origen fantástico o sobrenatural mediante engendros, monstruos, quimeras y abominaciones irreales e inexplicables1. No obstante, en lo que se refiere a la encarnación del mal mediante villanos de origen humano, a menudo estos han sido representados por personajes con malformaciones y mutaciones como los mutantes de Las colinas tienen ojos / The Hills Have Eyes (2006) de Alexandre Aja y de Carretera 666 / Wrong Turn (2003) de Rob Schmidt; por horribles quemaduras como Freddy Krueger de la saga Pesadilla en Elm Street / A Nightmare on Elm Street (1984) de Wes Craven o Jason de la saga Halloween (1978) de John Carpenter. También son caracterizados por enfermedades cutáneas o rasgos faciales identificativos tales como cicatrices, heridas o deformaciones como Regan MacNeil, la niña poseída de El Exorcista / The Exorcist (1973) de William Friedkin, y quemaduras como Darth Vader, el villano más popular de La guerra de las galaxias / Star Wars (1977) de George Lucas. Incluso estos rasgos se han convertido en señal de identidad de algunas sagas, tal y como afirman Kavanagh y Cavanna2 respecto a los villanos más icónicos de la saga James Bond (1953) de Ian Fleming. También son representados por otras singularidades como las verrugas de la bruja de Blancanieves y los siete enanitos / Snow White and the Seven Dwarfs (1937) de David Hand y del malvado Gargamel de Los Pitufos / The Smurfs (1958) de Peyo. De la misma forma, es posible ver a villanos con extrañas pigmentaciones en la piel como son los casos del Joker del universo narrativo de Batman o Roark Junior de Sin City (2005) de Frank Miller y Robert Rodríguez. La maldad, por tanto, no solo se ha asociado tradicionalmente por la posible fealdad que una cicatriz o quemadura pueda provocar, sino a todo tipo de problemas dermatológicos y enfermedades cutáneas, lo que ha ocasionado una fusión semántica y simbólica entre los estereotipos de villanos cinematográficos y estos trastornos de salud mental.

En este sentido, Croley, Reese y Wagner realizaron una investigación en 20173 con relación a los rasgos dermatológicos y su presencia en el aspecto de los considerados diez villanos y diez héroes más importantes de la historia del cine según el ránking del American Film Institute. El estudio arrojó datos muy relevantes que demuestran la estrecha relación entre la representación de los villanos en el cine con elementos visuales que los identifican con enfermedades cutáneas o rasgos dermatológicos anómalos, demostrando que el 60% de los villanos de la muestra poseen rasgos identificativos de este tipo, entre ellos cicatrices, quemaduras, malformaciones, prominentes verrugas o extrañas pigmentaciones faciales. Otras de las aportaciones relevantes al estudio es la contraposición a la figura del héroe, en tanto que los resultados arrojan un 0% de inclusión de problemas cutáneos o rasgos dermatológicos, demostrando así que las heroínas y los héroes cinematográficos no acostumbran a estar representados por este tipo de enfermedades o problemas cutáneos, intensificando así los estigmas que el cine y las series han creado en torno a los citados rasgos o enfermedades dermatológicas. Por su parte, Jessica Yang en su artículo Dermatologic conditions as vehicles of horror in Gothic literature4, realiza una radiografía de los principales villanos monstruosos que han traspasado de la literatura al cine, llegando a la conclusión de que todos ellos, desde la criatura de Frankenstein de Mary Shelley / Mary Shelley's Frankenstein (1994) de Kenneth Branagh hasta el Conde Drácula / Dracula (1993) de Francis Ford Coppola, se caracterizaron por atípicos rasgos cutáneos que los asociaron al terror4.

Este hecho ha movido a la protesta por parte de numerosas asociaciones de pacientes y comunidades virtuales que dan voz y visibilidad a estos colectivos, manifestándose en contra de este tipo de representaciones cinematográficas que estigmatizan las enfermedades cutáneas y los rasgos anómalos en la epidermis. En parte, gracias a esta respuesta social, la presencia de villanos y villanas con problemas cutáneos se ha reducido considerable, incluso, algunas enfermedades cutáneas como el vitíligo se han convertido en elementos recurrentes de los actuales cánones de belleza, como se puede apreciar en las campañas publicitarias de marcas como Desigual o KKW Beauty, que han ayudado a la normalización y desestigmatización de este tipo de enfermedad cutánea:

La proliferación de microinconscientes pertenecientes a grupos o comunidades sociales virtuales no solo contribuye a la ruptura con los estereotipos clásicos, sino también a la normalización y naturalización del cuerpo humano, y, por consiguiente, de todas aquellas enfermedades que tienen una consecuencia directa o indirecta en la salud corporal, concretamente, en la salud epidérmica. Esta última afecta claramente a la belleza y, por tanto, tiene relación con los estigmas relacionados con los cánones y estereotipos heredados del sustrato cultural.

(Freire-Sánchez y Vidal-Mestre, 20215)

No obstante, aunque se ha evidenciado una marcada tendencia a mitigar la representación de las enfermedades cutáneas y los rasgos dermatológicos en la construcción narratológica de los personajes que encarnan el mal, en lo que se refiere a salud mental, las investigaciones al respecto indican que existe una clara tendencia al interés por ver representados cinematográficamente los problemas de salud mental desde diferentes prismas y concepciones. Históricamente, esta representación de los problemas de salud mental se encarna en la figura del villano2, 6, concretamente en el perfil de psicópata y asesino en serie7. Aunque también en los personajes antiheroicos que padecen algunos problemas de salud mental como Trastorno Depresivo Mayor o TEA en algunas series actuales8 e incluso se pueden ver reflejadas algunas por las creaciones del fandom9 que revierte en la expansión y profundidad de las narrativas gracias a la intertextualidad y las creaciones de los usuarios10. Este hecho se observa en numerosos villanos como los populares Norman Bates de Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, Alex DeLarge de La Naranja Mecánica / A Clockwork Orange (1971) de Stanley Kubrick, Hannibal Lecter de El silencio de los corderos / The Silence of the Lambs (1991) de Jonathan Demme o John Doe de Seven (1995) de David Fincher, entre otros. Así mismo, cada vez son más los héroes y las heroínas que padecen algún tipo de trastorno mental como es el caso de las versiones cinematográficas contemporáneas del personaje literario de Conan Doyle, el detective Sherlock Holmes, como en Sherlock de BBC Wales 2010-17) o en Elementary de CBS (2012-19). Este hecho también sucede en reinterpretaciones de los personajes de Marvel en el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), como Wolverine (depresión), Punisher (estrés post traumático) o Thor (estrés postraumático y depresión). Concretamente, estos héroes imperfectos y desmitificados, son los que se engloban bajo el concepto de antihéroes, y acostumbran a ser los que poseen alguna enfermedad mental que los lleva a tener ciertas conductas antisociales11, 12). Sin embargo, aunque existe una clara tendencia a humanizar y desmitificar los personajes protagónicos de los films y las series a través de naturalizar y mostrar cómo padecen ciertos problemas de salud mental7, algunos autores como Brayton13 han señalado que esto alimenta el cisma existente entre los problemas de salud mental representados en los héroes y los villanos, enfocando a unos como atormentados y justificados, mientras que otros son tratados como locos. Del mismo modo, Murray14 afirma que ciertas enfermedades mentales asociadas a algunos personajes heroicos, especialmente a los detectives o policías, se tratan con cierto glamour y misticismo. Sin embargo, otras enfermedades asociadas más al villano se vinculan a ciertos estigmas e imaginarios, promoviendo un trato dispar entre los diferentes trastornos mentales en cuanto a la representación cinematográfica se refiere.

A estos efectos, este manuscrito tiene el objetivo de detectar cuáles son los trastornos mentales que poseen los villanos y los antihéroes de las películas y series más populares y mejor valoradas del siglo XXI (entre enero de 2000 y mayo de 2023). Se espera que, mediante la codificación de los datos obtenidos, sea posible realizar un análisis cuantitativo y cualitativo de los resultados a fin de identificar patrones, tendencias y establecer comparaciones y contrastes en las narrativas de la salud mental entre villanos y antihéroes. Así mismo, también se espera detectar cuáles son los trastornos mentales más recurrentes en las construcciones de unos y otros personajes, con el objetivo de relacionar este fenómeno con la (des)estigmatización de este tipo de problemas de salud mental mediante el imaginario cinematográfico o si la construcción narrativa de los villanos se continúa alineando con ciertas enfermedades mentales, ayudando a estigmatizarlas, como sucedía en el siglo XX15.

Metodología de estudio

Para determinar la muestra se han recogido las veinte películas mejor valoradas según la base de datos más importante de la cinematografía: IMDb. Se ha considerado un medio óptimo en tanto que son numerosos los estudios científicos que avalan el uso de la base de datos IMDb como una fuente fiable para determinar la muestra que se desea investigar16-21. IMDb aporta criterio y objetividad como base de datos para investigaciones relacionadas con ciencias de la comunicación, según Marfil y Repiso, por su riqueza tipológica de datos y la exhaustividad del sistema y por la estructura de la citada base de datos, ya que está perfectamente organizada y normalizada22. Asimismo, IMDb permite filtrar los datos por género, año, nacionalidad, valoración cualitativa y cuantitativa. Por otro lado, para que la muestra fuera más representativa, solo se han tenido en cuenta aquellas películas cuya valoración era superior a los 100.000 votos y se han aglutinado aquellas películas que forman parte de una misma saga, como es el caso de la trilogía de El Señor de los Anillos / The Lord of the Rings (2001-2003) de Peter Jackson para obtener un resultado más fiable. No ha habido criterios de exclusión de películas por género, edad recomendada o nacionalidad, pero sí se han excluido películas de animación, cortometrajes y documentales. Mientras, para catalogar los diferentes problemas de salud mental, el estudio se ha basado en tres criterios: (1) que el problema de salud mental sea explícito y se trate en el argumento, (2) que profesionales del ámbito de la psiquiatría y la psicología determinen que los personajes sufren algún tipo de problema de salud mental o (3) que los guionistas o directores hayan declarado que alguno de los personajes sufría un problema de salud mental. De esta forma, la investigación parte de datos objetivos y no de presupuestos hipotéticos. En la tabla 1 se especifican los criterios de inclusión y exclusión de las películas mejor valoradas según IMDb en el siglo XXI. Esta investigación ha utilizado la terminología recomendada por el DMS 5.

Tabla 1. Criterios de inclusión de películas y problemas de salud mental de la base de datos de IMDb

Variable

Inclusión

Tipo

Películas (se excluyen películas de animación, cortometrajes y documentales)

Nacionalidad

Todas

Género

Todos

Valoración

Estar entre las 20 mejor valoradas del siglo XXI con más de 100.000 votos.

Año de estreno

Entre enero de 2000 y mayo de 2023

Criterios de inclusión del problema de salud mental

Explícito en argumento / especialistas / declaraciones de guionistas

Tipos de representación del problema de salud mental

Cualquier problema de salud mental real

Fuente: Elaboración propia.

Resultados

A continuación, en la tabla 2, se presenta el listado de las películas mejor valoradas por los espectadores según IMDb, estrenadas entre enero de 2000 y mayo de 2023 y que cuentan con más de 100.000 votos de los usuarios de la plataforma. Las películas se han ordenado según la puntuación y se han codificado en base a los problemas de salud mental que poseen los héroes, antihéroes y villanos. En algunas películas, el villano es el protagonista, por lo que la distinción de personajes no se realiza en función de su ratio de protagonismo sino a su polaridad moral y sus actos, considerando así a John Belford de El Lobo de Wall Street / The Wolf of Wall Street (2013) de Martin Scorsese y Arthur Fleck de Joker (2019) de Todd Philips más cercanos a la villanía que al heroísmo.

Tabla 2. Personajes que poseen un problema de salud mental en las 20 películas mejor valoradas según IMDb del siglo XXI

Película, directores, año

Puntuación IMDb

Héroe/Antihéroe y problema de salud mental

Villano y problema de salud mental

El caballero oscuro / The Dark Knight de Christopher Nolan (2008)

9,0

Batman-Bruce Wayne: trastorno de estrés postraumático por la muerte de sus padres.

Joker: trastorno de personalidad antisocial y psicopatía.

Trilogía El Señor de los Anillos / The Lord of the Rings de Peter Jackson (2001, 2002, 2003)

8,7-8,9

Frodo Bolsón: trastorno de estrés postraumático por la muerte de Gandalf y el peso que lleva consigo.

Théoden: sufre trastorno de depresión mayor.

Saruman: trastorno de personalidad narcisista.

Gollum: trastorno esquizoide de la personalidad.

Grima: trastorno psicopatía.

Origen / Inception de Christopher Nolan (2010)

8,7

Cobb: Trastorno de estrés postraumático y trastorno de personalidad obsesiva.

/

Ciudad de Dios / Cidade de Deus de Fernando Meirelles y Kátia LundMeirelles (2002)

8,6

Buscapé: Trastorno de estrés postraumático debido a sucesos del pasado.

Zé Pequeño: Trastorno narcisista y psicopatía.

Interestelar / Interstellar de Christopher Nolan (2014)

8,6

Cooper: trastorno de estrés postraumático debido a su pasado.

/

El Pianista / The Pianist de Roman Polanski (2002)

8,5

Szpilman: trastorno de estrés postraumático y trastorno de depresión mayor debido a la guerra.

/

Parásitos / Gisaengchung de Bong Joon-ho (2019)

8,5

Ki-woo: trastorno de personalidad obsesiva.

/

Gladiator de Ridley Scott (2000)

8,5

Máximo Décimo Meridio: trastorno de estrés postraumático por el asesinato de su mujer e hijo.

Cómodo: trastorno de personalidad narcisista y complejo de Edipo.

Infiltrados / The Departed de Martin Scorsese (2006)

8,5

Billy Costigan: trastorno de estrés postraumático.

Frank Costello: trastorno de personalidad antisocial.

Whiplash de Damien Chazelle (2014)

8,5

Andrew Neiman: ansiedad y trastorno de personalidad obsesiva.

Terence Fletcher: trastorno de personalidad antisocial y trastorno de personalidad narcisista.

El truco fina l/ The Prestige de Christopher Nolan (2006)

8,5

Robert Angier: trastorno de personalidad obsesiva.

Alfred Borden: trastorno de personalidad obsesiva.

/

Intocable / Intouchables de Olivier Nakache y Eric Toledano (2011)

8,5

Philippe: depresión.

Magalie: trastorno de personalidad obsesiva.

/

Memento de Christopher Nolan (2000)

8,4

Leonard Shelby: amnesia anterógrada, pues no puede crear nuevos recuerdos.

Teddy: a los ojos de Leonard, muestra trastorno de personalidad antisocial.

La vida de los otros / Das Leben der Anderen de Florian Henckel von Donnersmarck (2006)

8,4

Dreyman: ansiedad y trastorno de depresión mayor.

Bruno Hempf: trastorno de personalidad narcisista.

Vengadores: Infinity War / Avengers: Infinity War de Anthony Russo y Joe Russo (2018)

8,4

Thor: trastorno de depresión mayor y trastorno de estrés postraumático.

Thanos: trastorno de personalidad obsesiva.

Django Desencadenado / Django Unchained de Quentin Tarantino (2012)

8,4

Django: trastorno de estrés postraumático después de haber sido esclavizado.

Calvin Candie: trastorno de personalidad narcisista.

Joker de Todd Phillips (2019)

8,3

/

Arthur Fleck: trastorno de risa patológica. Ansiedad. Trastorno postraumático y esquizofrenia paranoide.

Penny Fleck sufre trastorno de depresión mayor.

Murray Franklin: trastornos de personalidad narcisista.

Malditos Bastardos / Inglourious Basterds de Quentin Tarantino (2009)

8,3

Shoshana Dreyfus: trastorno de estrés postraumático por el asesinato de su familia.

Frederick Zoller trastorno de personalidad narcisista.

Hans Landa. Trastorno de personalidad obsesiva.

El Laberinto del Fauno de Guillermo Del Toro (2006)

8,2

Ofelia. Trastorno de estrés postraumático y alucinaciones. Mercedes. Padece trastorno de estrés postraumático por las consecuencias de la guerra.

/

El Lobo de Wall Street / The Wolf of Wall Street de Martin Scorsese (2013)

8,2

/

Jordan Belfort. Trastorno personalidad narcisista.

Donnie Azoff. Trastorno de personalidad antisocial.

Fuente: Elaboración propia.

Como se puede apreciar, todas las películas de la muestra incluyen personajes que padecen trastornos o problemas de salud mental. Los casos más controvertidos, por diferentes motivos, son los de El caballero oscuro / The Dark Knight (2008) de Christopher Nolan y Joker (2019) de Todd Phillips. El primero muestra al héroe protagonista que pasa por diferentes fases y sucesos trágicos; en él, se combinan la personalidad del millonario playboy Bruce Wayne con la del héroe justiciero Batman, que se esconde disfrazado en las sombras, mientras lucha con el crimen al margen de la justicia. Sobre el denominado hombre murciélago, como sucede con el villano Joker, hay multitud de versiones e interpretaciones23, 24, tanto en los cómics, como en series de animación, videojuegos o películas. Sin embargo, el film de Nolan presenta un personaje herido que, aunque sigue el patrón narrativo de El viaje del héroe o monomito, sufre estrés postraumático por el asesinato de sus padres, un problema de salud mental que se agravará con el asesinato de Rachel a manos del Joker. Paralelamente, se presenta una versión del Joker más cruda, anárquica y desestructurada que en las anteriores adaptaciones cinematográficas; descrito como un psicópata con trastorno de personalidad antisocial25. Contrariamente, la película Joker, aunque se basa en el mismo universo narrativo que El Caballero Oscuro, muestra a Arthur Fleck como un personaje que durante gran parte de la cinta podría considerarse más una víctima que un villano. En los primeros compases, Arthur se muestra como un hombre bondadoso que cuida de su madre enferma y cuya máxima es hacer reír a los demás, un personaje atormentado que sufre el rechazo de la sociedad, el maltrato de otros y que, tal y como el propio personaje afirma en la película, padece el trastorno de risa patológica e incluso lleva consigo una tarjeta que así lo indica. Sin embargo, conforme avanza la trama, al no poder seguir con la terapia y la medicación, Arthur comienza a desarrollar otros síntomas y conductas. Los delirios aumentan y el síndrome de estrés post traumático derivado de los abusos que sufrió de niño por su propia madre le llevan a alimentar una personalidad más violenta, convirtiéndose en el alter ego Joker, un asesino en serie que acepta el lado oscuro o el estereotipo de la sombra que hasta ahora había reprimido. Por este motivo, se ha optado incluir al Joker como villano, en lugar de héroe o antihéroe, coincidiendo con la propia visión de los guionistas de la película sobre el personaje. Sin embargo, el film se esfuerza por justificar las acciones violentas del personaje, ante lo que es interesante la perspectiva que ofrece Arroyo24 sobre la sociedad de Gotham en la que vive el protagonista, que no se preocupa por tratar y ayudar a Arthur, pero sí lo encierra y aísla en una institución mental. De esta forma, el film propone el mismo discurso que, según Rodríguez23, también está presente en El Caballero Oscuro: la enfermedad mental no se puede aniquilar, pero sí aislar.

En cuanto al caso de la trilogía de El Señor de los Anillos / Lord of the Rings, la obra literaria de J. R. R. Tolkien adaptada cinematográficamente por Peter Jackson (2001-2003), son muchas las interpretaciones que se han realizado de sus diferentes personajes, siendo Gollum el que más debates ha suscitado. El artículo A precious case from Middle Earth26 realizado por varios investigadores en medicina, presenta un análisis psiquiátrico de Gollum que rebate la creencia popular sobre que este personaje sufre bipolaridad por tener una doble identidad. El estudio concluye que Gollum cumple siete de los nueve criterios para diagnosticar el trastorno esquizoide de la personalidad y que, por tanto, es el diagnóstico más acorde al personaje26. En cuanto a uno de los personajes protagonistas de la trilogía, Frodo Bolsón, Wilkerson27 considera que el aislamiento psicológico refiere al síndrome de estrés postraumático derivado de los acontecimientos vividos por Frodo, como la muerte de Gandalf y las consecuencias del mal que asola a su mundo y que recae en él. Del mismo modo que Frodo o Bruce Wayne, la mayoría de las películas aportan un protagonista héroe que padece de estrés post traumático, algunas ocasiones por las consecuencias de la guerra y la pérdida de seres queridos como Ofelia y Mercedes en El laberinto del Fauno (2006) de Guillermo Del Toro, Shoshana Dreyfus en Malditos Bastardos / Inglourious Basterds (2009) de Quentin Tarantino, Máximo Décimo Meridio en Gladiator (2000) de Ridley Scott o Szpilman en El Pianista /The Pianist (2002) de Roman Polanski. Otras veces, es causado por situaciones extremas como Django en Django Desencadenado / Django Unchained (2012) de Quentin Tarantino, por los años de esclavitud y la pérdida de su esposa; Thor en Vengadores: Infinity War / Avengers: Infinity War (2018) de Anthony Russo y Joe Russo, a causa del asesinato de su hermano y por no haber podido hacer frente a Thanos y salvado así a la humanidad. De la misma manera, Cooper en Interestelar / Interstellar (2014) de Christopher Nolan, Buscapé en Ciudad de Dios/ Cidade de Deus (2002) de Fernando Meirelles y Kátia LundMeirelles o Billy Costigan en Infiltrados / The Departed (2006) de Martin Scorsese han sido diagnosticados con esta patología.

Otro de los rasgos comunes en cuanto a los problemas de salud mental que poseen los protagonistas que pueden considerarse heroicos o antiheroicos es el trastorno de depresión mayor. Este trastorno se produce en los citados Thor y Spilzman, y en Dreyman en La vida de los otros/ Das Leben der Anderen (2006) de Florian Henckel von Donnersmarck o Philippe, el coprotagonista de Intocable / Intouchables (2011) de Olivier Nakache y Eric Toledano. Mientras, el trastorno de personalidad obsesiva es bastante frecuente en personajes heroicos o antiheroicos, como, por ejemplo, Magalie con la limpieza y el orden en Intocable / Intouchables (2011) de Olivier Nakache y Eric Toledano, Cobb protagonista de Origen/Inception (2010) de Christopher Nolan, pudiéndose apreciar en el ritual que el personaje realiza con el anillo de casado y el recuerdo recurrente de la misma escena. El trastorno de personalidad obsesiva también está presente en la personalidad de Andrew Neiman en Whiplash (2014) de Damien Chazelle, mientras que los dos ilusionistas Robert Angier y Alfred Borden que protagonizan El Truco Final / The Prestige (2006) de Cristopher Nolan también se caracterizan por este trastorno.

En cuanto a los trastornos o enfermedades mentales más detectados y recurrentes en los personajes que pueden considerarse villanos, destaca sobremanera el trastorno de personalidad narcisista y el trastorno antisocial. El trastorno de personalidad narcisista lo padece John Belford en El Lobo de Wall Street / The Wolf of Wall Street (2013) de Martin Scorsese, personaje inspirado en hechos reales. También se materializa en Bruno Hempf de La vida de los otros, el francotirador nazi Frederick Zoller en Malditos Bastardos o el esclavista Calvin Candie en Django Desencadenado / Django Unchained (2012) de Quentin Tarantino. Además, es reseñable cómo en algunos villanos se reproduce el trastorno de personalidad narcisista junto con conductas que han sido diagnosticadas como antisociales y psicopatías, como es el caso del villano Zé Pequeño en Ciudad de Dios / Cidade de Deus (2002) de Fernando Meirelles y Kátia LundMeirelles o del villano Cómodo en Gladiator (2000) de Ridley Scott, quien además de la necesidad de ser el centro de atención del pueblo romano, motivo que le lleva a mandar asesinar a la familia de Máximo, también demuestra padecer complejo de Edipo. Tal y como afirma el psicólogo Fernándo Reneé González, en algunos casos se pueden dar varios trastornos en una misma persona como narcisismo, psicopatía y conductas maquiavélicas28. Esta combinación de trastornos fue bautizada originalmente como la triada oscura (the dark triad) por Paulhus y Williams29.

Conclusiones

El análisis de los resultados permite responder las preguntas planteadas. Respecto sobre qué elementos caracterizan a las narrativas de salud mental en villanos, héroes y antihéroes cinematográficos de las 20 películas más valoradas según IMDb en el siglo XXI, es posible afirmar que los héroes/antihéroes en 13 de las 20 películas, es decir, un 65%, son representados con el trastorno de estrés post traumático. Este trastorno será parte del conflicto interior del personaje, la debilidad aceptada, y será un elemento intrínseco en su evolución y camino heroico o antiheroico. Los resultados también muestran que el trastorno narcisista de la personalidad con un 45%, y el trastorno de la personalidad antisocial, con un 30%, son los dos trastornos que más veces se usan en la construcción de villanos. En la tabla 3 se puede apreciar el resumen de los datos absolutos y porcentajes de los problemas de salud mental hallados en los diferentes personajes. Hay que tener en cuenta que en algunas películas cohabitan diferentes personajes con uno o dos trastornos o enfermedades mentales. Según los estudios de López y Núñez30, se ha optado por separar el trastorno antisocial de la personalidad de la psicopatía.

Tabla 3. Resumen cuantitativo de los trastornos o enfermedades mentales que se representan en las 20 películas mejor valoradas según IMDb en el siglo XXI (2000-2022)

Problema de salud mental

Repeticiones y porcentajes héroes y antihéroes

Repeticiones y porcentajes en villanos

Trastorno de antisocial de la personalidad

/ (0%)

6 (30%)

Trastorno de personalidad narcisista

/ (0%)

9 (45%)

Trastorno de personalidad obsesiva

6 (30%)

2 (10%)

Trastorno de depresión mayor

5 (25%)

1 (5%)

Ansiedad

2 (10%)

1 (5%)

Esquizofrenia paranoide

/ (0%)

2 (10%)

Trastorno de personalidad psicopática

/ (0%)

3 (15%)

Trastorno de estrés postraumático

13 (65%)

2 (10%)

Amnesia anterógrada

1 (5%)

/ (0%)

Trastorno risa patológica

/ (0%)

1 (5%)

Fuente: Elaboración propia.

Podemos concluir que las películas contemporáneas siguen usando narrativas de problemas de salud mental para construir a los villanos. No obstante, ha crecido la asociación de enfermedades o trastornos mentales con la figura de los héroes y, sobre todo, antihéroes. Este hecho, según la literatura revisada, se asocia a un creciente interés de los guionistas y directores por mostrar personajes más humanos, profundos, imperfectos, que puedan empatizar en mayor medida con los espectadores y con los problemas sociales, aunque la trama y el argumento se desarrollen en un plano ficticio o fantástico.

Otro de los aspectos que resaltamos es que existen unas enfermedades o trastornos mentales concretos asociados a la construcción de los villanos, mientras que otras son muy características de los antihéroes. Respecto a estos últimos, los antihéroes se caracterizan, mayormente, por padecer el trastorno de estrés postraumático. En este sentido, este tipo de trastorno es una palanca o motor narrativo para justificar el comportamiento poco idealizado y virtuoso de este tipo de personajes, así como parte de la connotación de su tormento y conflicto interior. Sin embargo, los villanos acostumbran a estar representados por el trastorno narcisista de la personalidad y, en menor medida, por el trastorno antisocial de la personalidad y por la psicopatía. Este fenómeno ocasiona que dichos trastornos estigmaticen a las personas que lo padecen, puesto que forman parte del imaginario sociocultural que el cine, las series y los videojuegos ayudan a crear. Consideramos que la condición de salud mental puede ser usada como una herramienta narrativa para agregar complejidad y profundidad a los personajes. Por ejemplo, un antihéroe puede padecer un trastorno de estrés postraumático que puede ser narrado por el uso retrospectivo de flashbacks o mediante reacciones exageradas ante situaciones estresantes, acontecimiento que humaniza al personaje y ayuda a que los espectadores puedan empatizar con este. Sin embargo, los personajes, erróneamente, pueden ser estereotipados o representados de manera simplista. Por ejemplo, un antihéroe puede ser representado como un personaje obsesionado con su pasado, mientras que un villano puede diseñarse narrativamente como un psicópata frío y calculador. El tratamiento de la narrativa de salud mental también puede ser representado de manera inexacta cuando se usan ejemplos polarizados de la enfermedad o trastorno. Este hecho se ha reproducido en diferentes series como en Big Bang Theory de CBS (2007-2019) con el trastorno del espectro autista (TEA), y películas como Toc, Toc de Vicente Villanueva (2017) con el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

Creemos que se está apostando por añadir capas de complejidad narrativa para evitar presentar personajes tan estereotipados que responden a patrones y tropos clásicos, evitando así perpetuar ideas erróneas que contribuyan a la estigmatización de las personas que padecen problemas de salud mental. No obstante, además de la citada caricaturización o hipérbole de los síntomas, en ocasiones es posible ponderar el problema de salud mental por encima del personaje (persona). Por tanto, si bien estos personajes pueden ayudar a desestigmatizar una enfermedad o una trastorno desconocido o prejuiciado por la sociedad, también pueden despersonalizar al individuo al ponderar más la enfermedad que padece que a la persona. Este hecho sucede, por ejemplo, cuando la idiosincrasia, motivación y leitmotiv de un personaje se centra o generaliza únicamente en la condición de salud mental que este padece. Por último, sobre todo en lo referente al trastorno de estrés post traumático, consideramos que la condición de salud mental se trata, en ocasiones, como una palanca o motor de cambio y evolución. Este hecho se produce cuando el personaje, normalmente antiheroico y protagonista, se comporta de una forma concreta a causa de una enfermedad o trastorno y la superación de estos problemas le mueve a conseguir sus objetivos. En este sentido, la condición de salud mental se muestra como un escollo u obstáculo que el personaje tiene que superar para poder empezar su camino o viaje antiheroico. Esto provoca, en ocasiones, que el trastorno mental se trate de forma superficial y desde un punto de vista irreal en tanto que el personaje puede ser curado de una enfermedad mental en poco tiempo, por un evento puntual o por una reflexión de un personaje externo.

Las películas, aun siendo ficticias o ambientadas en mundos de fantasía, reproducen estereotipos culturales y problemas humanos e interpersonales y, a su vez, contribuyen a la construcción del imaginario cultural que influyen en la percepción de los espectadores. Por tanto, asociar trastornos y enfermedades mentales con las figuras de los villanos, puede contribuir a estigmatizar estas enfermedades en pacientes reales y crear prejuicios y rechazos por parte de la sociedad.

Referencias

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Montserrat Vidal-Mestre. Doctora en Ciencias de la Comunicación, Máster en Dirección de Comunicación empresarial e institucional, Máster en Postproducción Audiovisual y Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración. Profesora en Universidad Internacional de Cataluña, Universidad Oberta de Cataluña y Universidad de Barcelona. Vicedecana de la facultad de ciencias de la comunicación de UIC Barcelona. Su línea de investigación se centra en la comunicación y narrativa audiovisual, corporativa y de marca.

Alfonso Freire Sánchez. Doctor en Ciencias de la Comunicación por la Universitat Abat Oliba CEU, licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas y en Humanidades. Ha sido profesor en la Universitat Autónoma de Barcelona, en la Universidad Oberta de Catalunya y en la ENTI (Universitat de Barcelona). Actualmente es director académico de Estudios de Publicidad y RRPP y Profesor Adjunto en la Universitat Abat Oliba CEU, donde imparte cursos de Creatividad, Cine y Redacción Publicitaria. Ganó el Premio Ángel Herrera a la mejor labor docente (2013-2014). Su investigación se centra en la narrativa audiovisual en el cine, la publicidad y los videojuegos.

Yago Lavandeira Amenedo. Máster en aplicaciones Multimedia por la Universitat Oberta de Catalunya, es responsable multimedia-online en la Universitat Abat Oliba CEU y profesor colaborador de las áreas de Comunicación y de Empresa y Economía en la misma. Profesor asociado del área de Ingeniería Informática, multimedia y telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya. Doctorando por CEINDO, su campo de investigación se centra en la realidad aumentada como un sistema de comunicación e interacción en personas con demencia o deterioro cognitivo.